Esta es la Reina de las Gemas sin lugar a duda y de la que más historia se tiene, sus relatos
datan del tercer milenio antes de Cristo en los escritos Indios épicos del Mahabharata, en
donde se narra que los diamantes eran usados por héroes. El diamante es único entre el
resto de las gemas, por ser un mineral compuesto esencialmente de carbono cristalizado a
temperaturas y presiones extremas durante los eventos de erupciones volcánicas. Se forman
entre los 150 y 200 kilómetros de profundidad de la superficie terrestre.
El Diamante es la substancia más dura y resistente hasta ahora conocida (10 en la escala de
mohs), su nombre viene del griego “Adamas” que significa indestructible. Es la gema con
el índice de refracción más alto y excepcionales propiedades ópticas, físicas y químicas,
además de su extraordinaria e hipnotizante belleza. “Un Diamante es para Siempre” reza
una frase que dio la vuelta al mundo y que ganó por décadas la máxima atención después
de la Segunda Guerra y que de alguna manera regreso un poquito de magia, sueños,
ilusiones y amor a un planeta golpeado por la peor invención del ser humano. Por siglos y
generaciones el Diamante ha sido admirado y codiciado y ahora más que nunca está al
alcance de nosotros, cuando durante milenios era de uso exclusivo de solo unos cuantos.
La Historia de los anillos de compromiso empieza en el año de 1477 cuando el Archiduque
Maximiliano de Austria le propone matrimonio a María de Borgoña con un anillo de una
letra M formada con diamantes. Desde ese entonces y hoy en día una “Historia de Amor”
se sella con un anillo de compromiso, es la pieza de joyería que más carga emocional tiene,
seguida por las argollas matrimoniales.
El corte del Diamante clásico es el Redondo Brillante, pues fue la primera forma en
realizarse. También los cortes cuadrados y rectangulares han tomado enorme fuerza en las
últimas décadas como: Corte Princess, Corte Esmeralda, Corte Oval y Cushion.
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